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  • Corrupción, competencia desleal y abandono: el drama de la televisión digital en Guatemala

    Corrupción, competencia desleal y abandono: el drama de la televisión digital en Guatemala

    El tema del espectro radioeléctrico y la transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT) en Guatemala es sumamente delicado. No solo se trata de tecnología, se trata de política, corrupción y oportunidades perdidas para el desarrollo del país. Así lo advirtió el experto en telecomunicaciones Pedro Somoza, en una entrevista exclusiva concedida a VeaCanal.

    Somoza explicó que en un solo canal digital pueden transmitirse múltiples señales, es decir, varios canales de televisión. Este avance tecnológico debía haber sido una oportunidad histórica para reorganizar el espectro, fomentar la competencia justa, y abrir el acceso a nuevos actores, especialmente en el interior del país. Sin embargo, lo que ocurrió fue todo lo contrario.

    En 2013, en lugar de hacer una licitación pública de todas las frecuencias disponibles —como mandaba la lógica y la ley— se hizo una simple asignación directa. ¿Se imaginan la cantidad de ingresos que el Estado habría recibido si se hubieran licitado más de 200 frecuencias? Hubiera sido también una oportunidad para democratizar la televisión y convertirla en una verdadera herramienta de desarrollo nacional.

    Pero no. Lo que imperó fue el interés de unos pocos. En lugar de redistribuir las frecuencias VHF (canales del 2 al 13), como lo recomendaban los estándares internacionales, para asignarlas a universidades, instituciones de salud o educación, estas frecuencias continuaron en manos privadas. Se violó de forma tácita el Artículo 130 de la Constitución, que prohíbe los monopolios y establece la obligación de velar por la competencia leal.

    Mientras tanto, en el interior del país, los canales locales —generalmente impulsados por empresas de cable— sí han logrado producir contenido cercano, auténtico y útil. Muchos de los grandes comunicadores de hoy han surgido de esos espacios comunitarios. En contraste, la televisión nacional, con algunas excepciones, se limita a retransmitir tragedias, accidentes y noticias sin mayor profundidad o aporte artístico. ¿Dónde están los nuevos artistas, creadores y realizadores? No han salido de los canales nacionales.

    La TDT era una oportunidad para que Guatemala despegara en materia de comunicación. Pero nunca se concretó el llamado apagón analógico. ¿Por qué? Porque a muchos no les interesa. Prefieren seguir operando con las reglas viejas, con los mismos canales de siempre, con los mismos negocios opacos.

    Y no se trata solo de eso. Guatemala adoptó un sistema de transmisión digital incompatible con la mayoría de televisores disponibles en el país: el formato brasileño-japonés (ISDB-T), mientras que México y Estados Unidos utilizan el ATSC (NTSC en su versión analógica). Esto obliga al consumidor guatemalteco a comprar un convertidor de señal digital, cuya distribución también se convirtió en una oportunidad de negocio mal planeado.

    Las famosas «cajitas» ISDB costaban entre 15 y 25 dólares. Multiplique eso por 10 millones de aparatos y hablamos de una inversión nacional millonaria, que pudo haberse gestionado con transparencia. Pero hasta hoy no se sabe quién las iba a importar, si el gobierno las iba a subsidiar, o si algún grupo ya tenía el negocio montado.

    Pedro Somoza advirtió que el Estado no consideró ni la economía de las familias ni la realidad tecnológica del país. Señaló que mientras México y EE. UU. adoptaron estándares compatibles entre sí, Guatemala eligió uno que deja fuera a la mayoría de usuarios. “No se han puesto de acuerdo en quién va a hacer el negocio de las cajas, y por eso tal vez no quieren hacer el apagón analógico. No les interesa”, afirmó contundente.

    ¿Dónde está la Superintendencia de Telecomunicaciones? ¿Dónde está el Ministerio de Comunicaciones? ¿Por qué no se ha esclarecido este tema?

    Si la Fiscalía contra la Corrupción de verdad quisiera hacer algo por el país, debería investigar cómo se asignaron esas frecuencias, por qué nunca se hizo la licitación, quién se ha beneficiado de este estancamiento, y por qué Guatemala sigue anclada a una televisión del pasado.

  • Graves fallas en la regulación del espectro radioeléctrico afectan la señal de televisión en todo el país

    Graves fallas en la regulación del espectro radioeléctrico afectan la señal de televisión en todo el país

    Pedro Somoza, experto en telecomunicaciones, expuso con claridad la raíz técnica y estructural de los problemas de señal que afectan a canales como Vea Canal y a múltiples cableoperadores en todo el país: una falta total de control por parte de la Superintendencia de Telecomunicaciones (SIT) sobre el uso del espectro radioeléctrico por parte de empresas como Tigo y Claro.

    Estas compañías, beneficiadas con la adjudicación directa y opaca de las frecuencias 4G y 5G durante el gobierno anterior, están operando sin una regulación técnica clara, generando interferencias severas con las señales satelitales, especialmente las provenientes de satélites como Eutelsat (ex-Satmex). Esto ha obligado a muchos cableoperadores a dejar de recibir señal vía satélite y depender de internet, en detrimento de la calidad de transmisión.

    Según el análisis de Somoza, muchas antenas 5G emiten fuera de los rangos asignados, generando radiación electromagnética que interfiere otras señales. Esta situación afecta particularmente a zonas como Quiché, Alta Verapaz, San Marcos, Jutiapa y Huehuetenango, donde la señal satelital es vital para mantener conectada a la población.

    Además, se denuncia que la nueva Ley de Competencia no contempla mecanismos para sancionar el dumping ni el abuso de posición de mercado, lo cual ha generado un entorno de competencia desleal donde empresas grandes ofrecen paquetes atados con productos no afines (internet, telefonía, cable) en condiciones que violan principios de libre mercado y perjudican al consumidor.

    La SIT, cuyo mandato incluye precisamente la supervisión y ordenamiento del espectro, ha fallado en su deber, permitiendo que esta situación de caos técnico, competencia desleal y daño al servicio público de televisión se agrave. Vea Canal se une al clamor de numerosos operadores pequeños del país, exigiendo que el Estado haga cumplir la ley y proteja el derecho de los guatemaltecos a una señal clara y accesible.