El Ministerio de Finanzas Públicas (Minfin) anunció oficialmente la colocación de US$1,500 millones en Bonos del Tesoro en los mercados internacionales, como parte del financiamiento del Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado para el año 2025.
La operación, presentada como un “logro técnico” por el gobierno, se traduce en una nueva deuda que comprometerá las finanzas del país durante las próximas tres décadas. La emisión se realizó en dos tramos:
- US$800 millones a un plazo de 11 años, con una tasa de interés del 6.25%
- US$700 millones a 30 años, con una tasa del 6.875%
Ambas tasas superan el 6%, lo que analistas consideran un reflejo de la desconfianza de los mercados hacia Guatemala, encareciendo el costo del financiamiento internacional.
Según el comunicado oficial, los fondos se destinarán a infraestructura, el programa del adulto mayor, estudios del metro y apoyo agrícola. No obstante, sectores económicos y sociales han expresado su preocupación debido a la baja ejecución presupuestaria del gobierno, la falta de transparencia en licitaciones y la ausencia de mecanismos de fiscalización claros sobre el uso real de los fondos.
De acuerdo con estimaciones financieras, el país pagará más de US$1,000 millones en intereses por esta operación, elevando aún más la deuda pública, que ya supera el 30% del PIB.
La decisión se produce en un contexto donde el Estado enfrenta emergencias provocadas por lluvias, colapsos hospitalarios y protestas sociales, mientras persisten dudas sobre la capacidad de gestión de la actual administración.
Un exministro de Finanzas, bajo condición de anonimato, declaró: “Emitir deuda es fácil. Lo difícil es demostrar que se invierte bien”.
La colocación de estos bonos confirma que el gobierno de Bernardo Arévalo ha apostado por el endeudamiento externo como principal vía para sostener su plan de gobierno, en lugar de demostrar una capacidad real de ejecución y transparencia.