El expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, falleció este martes a los 89 años. Su figura, ampliamente conocida en América Latina, generó opiniones divididas: mientras algunos lo admiraban por su estilo austero y su cercanía con la gente, otros lo criticaban por su pasado guerrillero y su gestión económica durante su presidencia (2010-2015), marcada por un crecimiento del aparato estatal y políticas de corte ideológico.
Mujica fue integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, un grupo armado de izquierda que protagonizó actos violentos en los años 60 y 70, lo que lo llevó a pasar más de una década en prisión. Ya en democracia, canalizó su activismo político desde el Frente Amplio, desde donde llegó a la Presidencia.
Durante su mandato, impulsó medidas polémicas como la legalización de la marihuana y reformas sociales que transformaron el modelo tradicional del país. Para sectores conservadores, su legado dejó más preguntas que respuestas sobre los verdaderos efectos de su visión de gobierno.
A pesar de las diferencias ideológicas, su muerte marca el final de una era en la política uruguaya.